Hace mucho no experimentaba la cálida sensación de libertad que experimento cuando siento el viento rozando mi cara,no importa si estoy caminando sin rumbo fijo o si estoy en medio de la cruel rutina, no hay nada que haga que me sumerja en ello.
Es la suma de muchas emociones, deseos y decisiones, que a medida que va transcurriendo el tiempo en esta caminata y creo escuchar el sonido de las teclas como si escribiera estos pensamientos que hoy comparto, no son tus ruidos de películas o las mil cosas que podríamos compartir, es tal la tranquilidad que siento que cuando estoy a solas en mi habitación, recuerdo infinidad de pequeños detalles y aquellos, que me hacen reír como si estuvieses a mi lado, el regalo de la tibieza como si suavemente tomaras mi mano. Serías mi más preciada compañía, cómplice en momentos de dificultad y de alegrías, un amigo que no esperaría encontrar pero que sería incondicional...
Hoy estoy lejos del ruido de la calle haciendo mil cosas, tratando de actualizar mi amado blog, el resultado es que escribí con mucho cariño una nota de eterna gratitud para ti, tal vez no existas, posiblemente eres producto de mi imaginación, fortalecida por la enorme cantidad de libros que han pasado por mis manos.